Llueve, parece que estemos en abril,
el televisor comienza su informativo,
han asesinado a personas en París
pero por el resto del mundo pasivos.
Llueve en la calle, continúa el televisor
y nosotros asentimos sin pensar,
sin tan siquiera buscar antes el sol,
sin cuestionar si es mentira o verdad.
Llueve sin parar, la gente preocupada
mira el televisor en busca de ayuda.
Mira el televisor y no por la ventana
porque tiene miedo a resolver sus dudas.
El mundo se inhibe y así continúa el drama,
llorando muertes, pero solo algunas,
ya que el sistema que tanta libertad aclama
crea víctimas de primera y víctimas de segunda.