Virginia de Albán

PÁJAROS SOBERANOS DE LA NOCHE...

 

Tu cuerpo, malicia interminable de la noche,

se enciende inesperado sobre mi espalda

 buscando mis silencios clandestinos.

 

Para entonces tus manos

ya han volado a mis hombros,

pájaros soberanos de la noche.

Una sombra inconclusa

son tus labios:

rugido secretísimo

augurador de besos.

 

Así avanzas, dejando

sobre cada arrecife de mi cuerpo

 jirones derrotados de horizonte

 

Mientras el mar se yergue silabeando

sus cansadas penumbras,

y a lo lejos se oye llegando

sobre el convexo celo de mis pechos.

 

Con esa algarabía de tu boca en mi boca

 todo se ha convertido

en bandadas idénticas a la noche.

 

Este es el instante, tú lo quieras o no,

en que te vences mío,

sobre la cruz deseosa de mi espalda.

 

Sí, quizá más allá,

más allá de tu cuerpo...