Al alma etérea,
a las brisas que no vuelven,
a las sombras que quedaron,
a las huellas andantes.
A los pájaros en vuelo
a los sueños eternos,
al vino en compañia,
a las voces en silencio.
Al mundo lleno de preguntas
al tiempo que no vuelve,
al vaivén de las ondas,
al sonido y las notas.
Al cielo verde gris,
a la piedra de marfil,
a la boca que bese
a la cintura que ame.
A lo sublime y lo constante
A tu alma con la mía,
a tu carne tan volátil,
a tu espíritu y el mío.
Al son de la danza
al color de los lirios
a la montaña tan alta
a lo pequeño de tu alma.