Tienes las visitas más alegres
y las despedidas más llenas de vida, que conozco,
eres capaz de iluminar de sueños, mi viejo dormitorio,
cuando tú, estás dentro,
te sientas a mi lado y de repente parece que yo, me levanto.
Tienes el tono de voz que hace florecer
las lágrimas en mi rostro
tensar la piel, como aquel niño de dieciocho,
e imaginar que soy capaz de alzar el vuelo.
Tienes en tu mano el tacto de las amapolas,
la primavera rodeando mi cama,
el olor a polen recién cortado
y las flores de mis almendros recién paridas.
Tienes la mirada de una persona que ama,
perdida, pero siempre sabiendo donde mira,
y yo te miro
y me recuerdas a mi hija,
paseando nuestras manos unidas,
jugando entre el aire y las risas,
y aquellos pequeños juguetes, que hoy son mi salvavidas.
Tengo una nieta,
que en ocasiones juega con estos cable y agujas,
como si quisiera desatarme de esta locura,
y sus pecas se enredan entre mis pastillas
yo, devoro a besos todo lo que toca.
Tengo la mejor visita, aun cuando me quede sin mesita.