Para hallar cosas perdidas,
sabido y es infalible
que sigas en lo posible
la receta que daré:
Una gota de inocencia,
cuatro sueños de la infancia,
un par de dientes de leche,
revuelva bien, con constancia
con la punta de la lengua,
diciendo en voz alta y clara
las capitales de Europa
que Napoleón conquistara.
Mezclar en un gran caldero
de una abuela malcriadora
con un suspiro de novia
y un poco de caramelo.
Caliente hasta que todo hierva
con borbotones de bruja
sin que salpique, ¡cuidado!
que no se manche su blusa.
Cuando el sol salga temprano
guardar en un lugar raro
allì junto a las llaves
esas que andaba buscando.