Esas formas relentes de la nada
aquellas gotas que caminan sin la vía
esos alientos de bosques de sentidos
que se filtran, que se escapan.
Esas arenas, baluartes de la vera
que se pierden, que se traban
entre noches, entre días
como fueros dorados en el tiempo.
Aquellas huellas amantes de burbujas
que flotan, que se elevan
entre astillas, entre pétalos
como tibias caricias en la huida.
Esas olas triviales de la roca,
aquellas, risas del cielo oscuro.
Esas diademas de oasis, de pesares hidalguías
que se marchan, que se alejan.
Esas, tus moradas de nadie;
aquellas brisas tuyas
son mi vino, son mi arcada
son la esencia de mi riada.