Háblame tú, brava ola,
que le conoces en las travesías
cuéntame de sus fierezas,
si son a todas horas
(como me lo imagino)
las que besas,
o es mi soñar de bravía.
Porque hay que ser brava
para entregarse a él.
Es tanta la fuerza que siempre siento,
y lo único que desea de mí...
¡las ansias poseer!
Tú sabes que le temo...
casi traumatizada.
Porque en una isla caí...
aunque no pasara nada,
lastimaste mi piel
así fue como me vi ante él.
Con erizos encajados
y tú ahí tan desesperado
cuando tanto fue el dolor,
que no te quería ver
por grande que fuera mi amor.
Tú que le conoces brava ola,
dime si su fuerza y entereza
¿puede penetrar mi alma?
que mucho desea y si me besa,
como pudiera,
¡de él tanto quisiera!
este miedo siento que pesa,
pero más lo amo a él.
Lo miro y me enternece su canto...
lo miro y aunque me espanto,
mi alma se pone de doncella.
Me dejo arrullar por su ola
y duermo en la superficie,
¡adorándolo para mi sola!
sintiéndome una plebeya.
Pero miedo tengo,
se oprime el corazón,
cuando furioso viene a mí
con toda su pasión.
¡¡¡oh, mar !!!!
Tan inmenso... que llego a tu orilla.
Seducida por tu tierno acariciar de olas.
Te apoderas de mis sentimientos
como infraganti mujercilla,
que te ama cuando te ve venir.
Yo subida encima de ti...
¡te quiero amar!
Me arrastras a la profundidad
de tu sentir.
Temo, pero inspiras tanto,
siento que acaricias mi rostro
con tus aguas salinas.
Me salpicas y besas,
me vuelvo de ti presa.
Soy la romántica divina
en tu soñar...
Llamas las entrañas de mi vida.
¡ Me creo una diosa del mar!
aunque con miedo...
¡siempre tú me logras conquistar!