“Dios manda exterminar a los infieles”,
dogmatiza el caudillo patriarcal.
Espiritualidad enferma y letal
que esparce sus misericordias crueles.
Los niños de Jericó están volviendo
a ser masacrados, los de Belén,
Mizpá, Hazor, los de Siria también.
Guerra, saqueo, genocidio horrendo.
Etnocentrismo y bestialidad
de las hienas beatas del Oriente
que protegen su única verdad.
¡Terrible y Piadosa Divinidad!
Tigris y Éufrates, ríos con sangre
de sueños que no fueron realidad.