He leído, no sé dónde ni sé cuándo
que al final, Steve Jobs, ya de su vida
lamentaba dejar en la partida
a dios sin conexión al otro bando
¡qué operación perdida!.
Dudaba el inventor si navegando
existiría en aquel paraíso ADSL
y verle disfrutando de la tele,
con el señor supremo conversando,
su enigma le revele.
Sentía haber dejado a dios de lado,
el éxito pensando de su invento,
el prestigio y el reconocimiento,
la guita que le habría reportado
tal acontecimiento.
Y de pronto se cortó la conexión,
fue un acto de maldad, sin sentimiento.
Un virus se incrustó en el pensamiento,
le infecto y el disco duro se fundió.
Aunque esto no es verdad, nada es un cuento.
©donaciano bueno