Morir en tus brazos no sería un mal final,
al fin y al cabo he resucitado en ellos tantas veces.
Tantas veces me he sentido débil Aroa,
me he visto al borde del colapso
y tu has servido de escondrijo,
y tu has servido de alivio
y fuerzas para volver a levantarme.
Desde que estás a mi lado
no me he fallado ni una vez,
tampoco podría soportar
fallarte a ti.
Limpias mis ojos alérgicos
cuando las legañas
del terror
anidan en ellos
¿ Y aún te atreves a preguntarte
que por qué estoy orgulloso?
Cualquiera podría escribir poesía
o pintar bodegones al atardecer,
cualquiera con un poco de práctica.
Pero no enseñan las escuelas
a animar a David Silvestre,
a calmarle cuando está nervioso
y cree que todo lo que sabe
no vale nada,
y cree que todo lo que es
no es nada.
Diría que nadie ha conseguido
hacerlo como tú,
pero es que solo tú
lo has hecho,
no hay lugar a comparaciones,
solo las huellas que dejaste
están marcadas aquí.
Decir: \"Morir en tus brazos sería un ideal\"
es la mejor forma de acabar este poema,
al fin y al cabo he resucitado
en ellos tantas veces.