Caminantes somos en este camino que se llama vida;
Caminantes somos en este sendero apretado que se llama existencia.
Tan estrecho que a veces nos incomodamos unos a otros.
Y es tan corto que no recapacitamos que al niño o joven que tratamos con bondad o maltratamos hoy… mañana o más tarde lo volveremos a encontrar.
Quizás nos dirija una mirada de bondad… quizás esté esperando para vengarse por una supuesta injusticia.
Caminantes somos en este camino que se llama vida;
Caminantes somos en un mismo lugar que se llama mundo.
Donde todos somos ciudadanos, que si nos olvidásemos de las fronteras… dejaríamos de pelearnos por asuntos egoístas superficiales, como el dinero, el oro, el petróleo o tantas cosas que a la tumba nunca nos llevaremos.
Caminantes somos en este camino que se llama vida;
Caminantes somos en una misma tierra que nos dice que somos una sola especie: la humana.
Acaso no dice la sagrada Palabra que somos todos hijos de una sola pareja creada por Dios, por ende, no somos todos un solo hogar.
¿Por qué habremos de seguir discriminando la raza, el color, o cualquier diferencia externa?
¿No tienen nuestros huesos el mismo color?
Caminantes somos en este camino que se llama vida;
Caminantes somos y no nos damos cuenta que cada minuto es irrecuperable.