Podría escribir mil y un veces nuestra historia, sin impotar a que medida me sangraran los dedos.
Repetirla hasta el cansancio de mi más profunda alma y cuantas veces haga falta logrando que en cada gota de lluvia se encuentre un párrafo de ella.
Podría escribir nuestra historia mil y un veces ignorando lo hastiada que termine o lo cansada que me encuentre incluso para mi misma.
Podría escribir todas nuestras noches en vela, jugando a ser eternos y siendo dos cuerpos en uno solo.
Podría escribir nuestra historia mil y un veces, si de una historia verdadera se tratase.