El interior de tu alma era tan blanca, como los jazmines que cultivabas,
tus manos hacendosas, siempre estuvieron ocupadas,
cocinando, haciendo costuras, sobrehilando alguna tela…,
pero, también, hilvanándonos a todos, a los bordes de tu corazón.
Tristemente, en un Domingo sin Sol, se ha marchado tu alma con Dios,
Más tu lugar jamás quedará vacío, suegra consentida,
Estará colmado de recuerdos y enseñanzas que nos has dejado,
Y en nuestros oídos resonará por siempre, el eco de tus palabras.
Menuda tu apariencia, pero muy grande tu corazón,
Mis ojos lloran tu ausencia con gran dolor,
Recordando tu presencia, cada día,
Y escuchando en cada remembranza… tu voz .
Gracias por entregarme hace años a tu hijo,
Ante Dios Nuestro Señor,
Eso me hizo parte de tu familia, y los llevo a todos, por siempre…
Muy dentro de mi corazón.
Mucho te extrañaré, cuando tu casa visite…, tus rosas y jazmines, me hablarán de ti,
dirán que extrañan el roce de tus manos, y el agua fresca en las mañanas,
llorará entonces, en silencio, mi corazón por tu ausencia….,
más con mis lágrimas, regaré sus pétalos, y al Cielo, elevaré por ti…una oración.
Claudia Alhelí Castillo
21-11-15
Q.E.P.D. Hilda Quiroz V.