luis augusto romantico

El cuervo!!!

 

 

Del prófugo silencio

en aquella noche intenté escapar.

Mientras un escalofriante quejido,

desde lejos mis oídos lograsen escuchar,

mas mi alma escapada de mí,

intentó robarle a la noche una sonrisa...

y algo desde lo lejos susurró: jamás!!!

 

A aquel recuerdo febril,

desde su nombre lo intenté llamar.

Eres tú, oh amada,

que desde los sueños,

a mí vienes a visitar?,

o sólo es mi triste instinto,

que tengo como todo mortal?

Mientras desde la pavoroso bruma,

una voz susurrará: jamás!!!

 

Sobre el desliz escalofriado,

de la seda de mi ventana,

el viento comenzó a agitar,

y ante la desesperanza absoluta,

intenté, una vez en pie,

con voz de asombro preguntar:

hombre o mujer?

Adentrándose desde la lejanía,

como un suave arrullo

dijo: jamás!!!

 

Ahora que mí coraje

se ha embravecido de tanto pensar,

tras la tormenta corrí a sujetar la puerta,

que el viento con fuerza quiso empujar...

 

Lamenté un segundo,

aquello que fuera a pasar,

mientras la bruma se espesaba

a cada segundo mas y mas.

Mas yo intenté interrogarle al extraño,

de donde viene, o a donde se irá.

 

Tú, extraño ser!

Que en esta noche de invierno,

a mi vienes a perturbar,

dime si después de atormentarme,

vienes o te quedarás?...

con un quejido estremeció mi fortaleza espiritual.

Y diciendo nada mas que esto,

su clásica frase repitió otra vez: jamás!

 

Como en un revuelo encendido,

sus alas sobre la esfinge comenzó a batir y a agitar,

mas no entendía mi desdicha,

que largamente padecía sin más.

Y aquel pajarraco después de un breve aleteo,

sus patas rapaces sobre el mármol

de una vieja estatua dejó posar.

 

Entonces hundido en la gravedad del tiempo,

pude ver su negro plumaje,

sus ojos como encendidas brazas,

latentes no me dejaban de acechar.

Le devolví la mirada diciendo:

cuando de mi alma tu sangrante pico vas a quitar?

Efermizamente cerró su alas,

y en un agudo canto repetía: jamás!!!

 

Los ojos de aquella doncella,

tal vez en las puertas del edén,

pueda volver a ver o a mirar.

El cuervo me volvió su vista,

mientras sobre el cielo,

mis paganas suplicas eché a andar...

 

No tendrá descanso alguno mi alma?,

o se nublará de pronto mi paraíso terrenal?,

o es este un sueño en que despierto

comienzo yo a padecer y soñar?,

se salvará mi alma del atavío incesante,

que tu negro plumaje enlute sin piedad?

Y como una serpentina de respuestas,

escogió de su pico decirme: jamás!!!

 

Luis Augusto 2015