Sin dormir la madrugada me sorprende
porque soy el vigilante de tu sueño,
y aunque lejos, tu recuerdo no desprende
la alegría de obsequiarte aun mi sueño.
Porque dando de lo poco que tenemos,
nuestra vida se transforma en sentimiento,
contrarresta de nuestra alma los venenos,
multiplica las sonrisas cien por ciento.
El insomnio no es inútil ni dañino,
porque invierto tantas horas escribiendo
mis sonetos que carecen de destino.
Sin embargo, poco importa porque aun durmiendo,
voy soñando que por fin nuestro camino
marcará a estos sonetos su destino.