Y me quise morir al sentir tu mirada, tu sonrisa,
es que hacia mi ambas estaban dirigidas;
en aquél momento comencé a deseear
sentirlas de por vida.
Y me quise morir al sentir(me en) tus brazos,
firmes, acogedores, femeninos y fuertes...
el calor que comenzaba a llenar mi ser,
difuminaba toda gota de soledad.
Y me quise morir al tocar tu mano,
que luego con tanta seguridad y delicadeza,
sujetabas y acercabas para mantenerme cerca de tu cuerpo...
¿había deseado yo antes que un momento sea eterno?
Y me quise morir, al rozar tus labios;
probé tu aroma, besé tu feminidad,
probé tu fuente de seguridad, probé tu fuego.
En tu boca, en tu ser, nació mi vicio.
Y quise vivir, cuando tu ese día, a mi llegaste.