Las luces musitan,
el cuerpo es diáfano.
Trasciende,
como en las hojas
de un sueño cetrino.
Follaje de ser,
sangre, superchería.
Aprehende
la carne y sus raíces
sobre el ancho azul.
Si muere tu fulgor,
¿quién nacerá el carrusel?
Enciende,
la sortija en el nombre;
el puente alcanza el ciprés.