Un hueso en el medio del camino,
una piedra pequeña como gigante,
una causa que hace nuestro destino,
eso es el ser de tu amor, mi amante.
Un par de alas que dibujan tu sino,
unas sonrisas que brillan diamantes,
un par de sorbos de todo buen vino,
sin tu amor nada será auspiciante.
Una armadura que es aire divino,
una flecha como tormenta rodante,
un jolgorio que ahuyenta lo cretino,
por tu amor, nada habrá que espante.
Dos palabras ajando lo clandestino,
cinco siglos que dura mil instantes,
con este poema, existirá este latino
que hará con tu amor su vigilante.