Alimento mi cascabel
con vuestras interpelaciones.
Desafío a los cometas con textos
de licores tergiversados
y afectos de colores radiantes.
Tú te conformas con notarme interfecto;
yo me conformo con dos o tres toneladas
de versos sazonados con agua,
con rumor de inadaptación sincera.
Nada existe si la mano no se expresa
con claridad, si no está abierta,
tal y como decía el mago que pereció
de ostracismo esotérico.
Todo es en cascabel e interpelaciones:
Cosmos que es eterno, purpúreo holocausto,
astro malaconsejado, desconsuelo de milenios
e iniquidades que desgarran en el pescuezo
de los justos.