La lluvia me caía en el rostro
me mojaba todo
era fría como hielo
me llegaba hasta los huesos
nunca había apreciado cuan fría era la lluvia
y más frio era el sentimiento de estar solo
en aquella calle
donde no había nadie
ni la luz de un candelabro
o de un poste
era de noche
y el frio de la noche
me acompañaba
no para darme algo bueno
solo para decirme que estaba solo.