Me gusta el café, no el que se bebe todas las mañanas,
Sino el de tus ojos, el que penetra
hasta mis huesos con todas tus mañas.
Me gusta el blanco, no hablo del blanco de las aves,
Sino el de tu sonrisa que parecía que de mi corazón y mi mente tenía las llaves.
Y ese negro... Lo odiaba en las noches oscuras y frías,
Pero en tu cabello, lo juro, me hacía sentir maravillas.
Lo más bello de ti, es lo que todo tu tez comparte,
Lo que deslumbra y asombra, lo que es más importante,
Es tu astucia y sencillez, lo que mi ser desea,
Todos los detalles que dentro de ti mariposean,
Eres tú y sólo tú, la que a mis días llena de color y de alegría.