Un hilo invisible,
me guía hacia el infinito,
lo siento palpitar en mi corazón,
es un lamento, es un grito.
Es un rugido doliente,
que brama dentro de mí,
y me condena a vacía quietud
por el bien que perdí.
Quisiera renacer
en el reflejo de tus risas aniñadas,
correteando feliz tras de ti
por verdes cañadas.
Eres en mi vida
algo más que un instante;
algo más que una sombra;
algo más que un afán.
Eres mi don más preciado;
la luz que ilumina mi alma;
mi rosa sin espinas,
y el amor que me calma.
Eres una huella imborrable
y un recuerdo constante;
eterno consuelo busco
en tu lindo semblante.
Tus manos entre las mías
imploran una sola verdad;
la luz de tus mejillas
son un cachito de sol, de eternidad.