Una noche escuché unos pasitos,
salté de mi cama y descubrí un lazarillo
robando el café de mi despensa, a hurtadillas
lo seguí, lo vi correr a mi habitación, lo vi saltar
a través de mi espejo y descubrí que es una
puerta, lo seguí tras el cristal. Encontré el secreto
mejor guardado del mundo; una puerta al
“Taller de los Afanes”. Bajo el ecuador hay
Una luz suspendida que divide
al mundo en cuatro, iluminando la labor de los
pulgarcitos; miles de duendes
apiñados en su afán.
Me escondí tras el árbol de la curiosidad
para observarlos sin ser visto. Había una
mesa al final del salón y distinguí sobre ella el
mapa del mundo, a la derecha y bien custodiado
esta el “Almacén de los Sueños”, a la izquierda
no menos custodiado descubrí el
“ Cajón de las Sonrisas”. Vestidos de blanco
vi correr preocupados los galenos que
curan las depresiones; en el centro y debajo de
la luz hay un artefacto silencioso que
lleva la inscripción “Máquina de Arcoiris”,
en un cuartito apartado conté trescientos
de ellos; trabajan en un proyecto secreto,
yo los escuche decir que construyen mi futuro.
Desde entonces cuando escucho sus pasitos
pretendo hacerme el dormido y me ocupo que
no falte café en mi despensa.