Si no yo
Si no yo,
entonces, ¿quién sea digno de su amor?
Muchas veces me lo he preguntado,
pero una contestación me quedó difícil a encontrar
en el congelado santuario del invierno
Mis sentimientos eran de los más sinceros.
de ellos nunca me los dudaba,
al llegar los días más cortos,
sus ojos de matices otoñales
perdieron su calor,
en noches de escarcha
A caminar solo a contemplar mi apuro,
copas de nieve de mi magullado orgullo burlan,
neblinas matinales esconden mi necedad,
a creer que jugara el papel principal
en el teatro del tiovivo del amor
Ni a dejarse ser amado,
ni creer en su propia vanidad
son los requisitos para una armonía duradera,
sino más bien como un vino añejo,
primero valorarlo antes de en su buqué deleitar
El cuadro pintado por propio pincel