Mi abuela
encendió una vela
en su altar
y el viento al soplar
apagó la candela.
.
Mi abuela apresurada
cierra puertas y ventanas
para que el viento aquel
no apague otra vez
su vela anaranjada.
.
Ella no se fija
que por las rendijas
el viento se mete
y de nuevo arremete
con la vela encendida.
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Autor Alejandro J. Díaz Valero
Maracaibo,, Venezuela