Hoy clamo al cielo para pedir la paz,
que las luchas evite irracionales,
que a los hombres convierte en animales
y demuestre que evitarlo si es capaz.
Y pido a dios, si él es menesteroso,
se apiade de la vida de las gentes,
de niños y mujeres inocentes,
que pueblan el planeta proceloso.
Y si el cielo ni el mismo dios pudiera
a quien pueda, que impere la cordura
en el mundo de rabia y de locura
y al invierno convierta en primavera.
Y alzo mi voz a los iluminados,
a aquellos que se muestran prepotentes,
con la única verdad adoctrinados,
que sean comprensivos e indulgentes.
Y aquellos que padecen obsesiones
de ideas tan absurdas, delirantes,
mirémosles cual son, cual maleantes
y hagamos un proceso a sus traiciones.
Y puesto que la estancia, es evidente,
es efímera, corta y diminuta,
tratemos de evitar toda disputa
sembrando la alegría en el ambiente.
©donaciano bueno
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