Perdón por la tristeza de un pedestal tan absurdo:
no ha habido diadema más bella que ofrecerte,
ni eximio verso, digno de tus ademanes.
[Buscando mitigar un cataclismo interno,
las estrellas han hacinado vagos paliativos
mas no ha cesado el alma su torpe resuello.]
La esencia se resigna a la divinidad,
el aplastamiento de las olas al cielo abstracto,
y a tí cada pensamiento que arraigo.