Antes de verte sabía,
tenía el exacto presentimiento,
la medida de tus besos,
con el vuelo de tu mirada
escondido entre mis ojos, y tu voz
sembrandome de auroras.
Te conocía como al agua,
como al oxígeno vital,
necesaria y cálida como la vida,
amada y pura como una flor pura,
como la pureza del aire
en que hacia ti marchaba.
Y te alcancé en tu vuelo
mariposa azul,
viaje a tu boca en un abrazo,
mordí en tu vientre realidades,
nos sembramos flores
en el cuerpo y la memoria.
Ahora te tengo y me tienes,
allí donde amaneció cuatro veces
el día para amarnos, donde fuiste
en mí, tormenta, donde fui tierra
que bebió tu agua, agua y tierra
juntos, conjugando el amor
en presente y en futuro.
Ahora, somos estelas de luz
escapada de la sombra,
enterrando distancias moribundas
que florecieron en caricias,
para jamás retornar al sueño frío,
sino al cálido rincón del corazón,
donde amantes, nos fundimos.