[A Prisión. Condena del tiempo..., tus ecos pidiendo garganta..., un deseo sobrenatural borrando los astros permeables en el brillo de los cristales como los ojos amarrando la esperanza en una soga sin fronteras y extensa dentro del pecho quebradizo]
Amarrando la densidad de la anémica-sangre
como el impulso del crepúsculo deprimido...
En una mancha oscura y pálida,
sobre antorchas el bullicio de la muerte...,
en paz los gramos de voces silentes
cruje la tierra en la vibración de los caídos
crujen mis ojos, crujen mis latidos
mis costillas se quiebran
en la vibración de este contacto encarnado...
Abriendo el ataúd de carne;
Mariposas arrancándose larvas de sus vuelos consumidas
en la libertad de los colores destiñendo sus viajes
desmayándose en la pálida retención de un intervalo cardíaco*
...y tiemblo..., todo se vuelve difuso
cuelgan luceros de sus gargantas, llevan el canal
en mensajes exprimiendo la ausencia en el silencio
de una vereda sacudida del dibujo de las huellas
perforando el reloj detenido en el tiempo...,
el trance aparece en mi noche oscura
quitándome el insomnio existencial
donde he perdido cada gramo de mi carne
en esa distancia perdiendo el litio vegetal
crujiendo los engranes sanguíneos,
donde coagulan distancias primitivas
en esa fauna de sentir, de latir
de...]
Recortando el silbido inherente del maquillaje de la muerte
hasta desdoblar al eco plagiado con el homicidio-sacrificio de mis actos
en este mi secuestro sanguíneo
detenido en un guión llevándose mi último suspiro
y el poema en una lágrima vencida al vacío.