Si matarás, pero no en mi nombre.
Cielo de carne viva,
extiende una flecha de espuma,
que aúlla como un panal,
de avispas encendidas,
Que apunta su luz hacia abajo.
Dormiditos entre los árboles y piedras,
las criaturas blanco de la ira,
esperando un pasaje hacia el cielo.
Pican sus cabelleras,
flotando hundidas,
en el lecho de una almohada.
Un fuego de mil soles las sacude,
secando al instante la carne,
dejándola como una roca vacía.
Suben hacia el aire como abejas,
un enjambre de ojos huecos, huesos y lenguas.
Cantando un coro infantil
dentro de una nube seta venenosa
donde está escrita,
como en una pizarra infantil:
La palabra Duelo.
Angelillo de Uixó.