Han pasado algunos días
desde que ella se marcho
al camino interminable
sin darme el último adiós.
Se fue llena de esperanza
como me he quedado yo,
porque no pude abrazarla
porque Dios se la llevo.
Ella me daba cariño
y un amor sin condición
también me daba alegría
y una inmensa compresión.
Hoy me invade la tristeza
por su ausencia inevitable
yo viviré eternamente
solo para recordarle.
Así catorce años pasaron
que yo no iba a saludarle
unas veces por trabajo
y otras por dificultades,
y en las cartas le decía
iré pronto a visitarte
porque tengo el corazón
que salta por abrazarte.
Y así catorce largos años pasaron
solo promesas habían,
catorce años que me robaron
a quien yo tanto quería.
Un rostro puro y sincero
y una voz que me decía
que Dios te bendiga hijita
ella era la madre mía.
Un consejo yo le doy
a todo el que tenga madre
nunca le des sufrimiento
la juzgue o la abandone
porque después que se va
queda en el alma un vació
que nadie puede llenar
por grande que sea el cariño.
Nota: Este poema cuyo autor es desconocido, fue recitado por mí, a los 11 año de edad, el 10/05/2002 en homenaje al día de las madres,
y en memoria a mi madre que falleció el 28/11/2001.