No es fácil, ni difícil, tan solo no es.
Qué injusto, cobarde que te vas por la primera puerta que se abre.
Me abandonas y no hay quejas, perdiendo así toda moraleja.
Te distancias apartándome en el olvido, sabes que duele sentir que no estád, que te has ido.
Me puede la ansiedad en la intensa vanidad ante tanta seriedad, perdiéndome en los gritos de esta absurda realidad.
Irreal, contrario a lo real, irreal... contrario a lo real...
Es lo que eres, quién eres... qué haces... por qué en mi vida...
No lo sé.
Eres un herida que no cicatriza, solamente verbaliza en la pared con tiza.
Eres tú un ayer, un pasado que nunca podrá volver, no es fácil olvidarte, ni dejar de buscarte, es una vuelta a perder.
La condena de mi maldición, hasta la muerte amarte con pasión, sin tener en cuenta los daños a mi corazón.
Se está apagando... y no soy yo...
Me lees para no escucharme, me castigas por no acabar de arrancarme, te da igual detenerme, si me voy es porque nunca quisiste verme.
Me empujaste a emprender un viaje por un camino, sigo buscando una razón por la cual no luchaste, por la que me quedé sin destino, tu alma en parte, aún la siento débil acompañándome el camino, hacia no se donde, quizá algún lugar que nunca ha existido, así acabar de rematar fantasías con el elegido, echo tu mente de menos al andar, ya no puedo sonreir, ya no puedo seguir sin piernas y caminar, mariposas dijiste que no te hacen levitar.
Mezcla de sentimientos, no es fácil echarte de menos.