Eran las seis de la mañana ,
mi reloj interno , me invitaba
al encuentro del amanecer .
Y así lo hice ,
y este con su esplendor ,
me abrazó , y yo , me extendí
en sus luminosos brazos .
Y fué mi primer alimento ,
el espiritual .
Luego , reforcé mis energías ,
con esa frutas de temporada ,
que tanto gozo .
Y andando el día ,
mi vida sonreía ,
de saberme enriquecido
con tanta belleza .
Que apreciaban mis ojos ,
y mi sentir , que expresaba ,
un profundo gracias ,
al Ser Supremo .