—Soneto—
Me alcanza la alborada en el camino,
deslumbra el horizonte de arreboles,
la Sierra transformada en mil colores
rasgando la retina y los sentidos.
Las brisas empapadas de rocío
y el canto de jilgueros juguetones
que dan la bienvenida a los albores
y avivan el ingenio volitivo.
El día se presenta luminoso
abriendo las compuertas de los cielos
y el alma se agudiza con lo hermoso.
Camino despertando del ensueño
calándome de céfiros brumosos
por senda recta, al huerto de los versos.
Cecilio Navarro 29/11/2015
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