Me invitas con gran afán
A sentarnos en la noche
En el vetusto sagüan
Que está frente a la avenida
Junto al bello flamboyán.
Allí juntos contemplamos
El inmenso firmamento,
Cada día lucen mas bellas
La luna y las estrellas:
A las que ya bautizamos.
En nuestras charlas sin fin,
Tus ojos, negro azabache,
Con su mirada atrevida
Alimentan los antojos
De conquistar el fortín.
Como embriagador tepache
Que ha fermentado muy dentro,
Cada que te veo venir
Me embarga un gran sentimiento,
¡ Me es mas difícil fingir !
Parece que sólo aspiras
A mantener a tu lado
A éste desafortunado,
Que por tus labios suspira.