Aguas azules en el ojo antiguo
de la noche
detenidas en el abismo gris
de mi ventana
donde un peregrino musita su oración
para la suerte
Una gota azul sobre el cristal opaco
de la noche
tenaz indicio que rasga la memoria
y nosotros calladas palomas tardías
petrificados ante el agua misteriosa
Aguas azules atravesando los cristales
pulsando incesantes las dendritas del miedo
Estamos de rodillas ante la noche
lavando nuestras culpas con su agua
las estrellas estallan al norte del insomnio
derritiendo las sombras
Vamos a recoger los haces del recuerdo
después habrá otras noches y nuevos
peregrinos
en el abismo gris de mi ventana.