Eres ajena, no mía,
¿razón para no quererte?
¿motivo para ofenderte?
No creo. ¡yo lo sabía!
pero sí, no comprendía
que al hacerlo, batallaba
ya que al filo me encontraba
de perderme en tu mirada
que de luz y apasionada
mi sendero iluminaba.
No debe existir razón,
para no vernos los ojos
al ser cultivo de antojos,
pués lo ordena el corazón.
Es nuestro amor la razón
para coronar lo nuestro,
pues no debe ser siniestro
si todo se va tranquilo,
sin sentir el alma en vilo
satisfagamos el estro.-
Por: Alejandro O. de León Soto
Tijuana, BCN. MÉXICO, Nov.30/15