Era una noche
tan funesta y fría,
Cuando todos en su lecho
ya dormían .
Una de tantas noches
que llovía,
el cielo relampagueaba
como si algo presentia,
y un soplo frio
mi cuerpo recorría.
Por un momento,
la luz que a la casa iluminaba,
de pronto se fundia,
mirando por la ventana
las cruces del cementerio,
vi,
que todo en vueltas se movia
la niebla obscura todo recorría.
La tierra empezaba a removerse,
aterrada mi cuerpo comenzaba a contraerse,
se oían veces de lamentaciones,
acusando al humano con reclamaciones.
Un viejo monasterio,
el maullido de un gato,
La entremetida Luna,
Todo forma un marco,
de noche funebre
fúnebre y sombría.
cadaveres humanos,
de hombres buenos y profanos,
pero ahí la muerte los unía.
¡De repente!
Comenzaron a moverse,
unos frescos,
otros aboyados
y todos los demás
ya despellejados.
La piel se me erizaba,
el miedo me acosaba,
pero, todas las noches
al sonar la última campana,
desde la ventana los miraba.
Fui a parar hasta el psiquiatrico,
Por, más que les decía
nadie me creía,
la visión de estos hombres,
que noche,
a noche se reunían,
mi ojos con destellos los veian.
Tratamientos crueles me aplicarón,
a si,
pasaron días, meses y años,
loca verdaderamente me volvía
Y en ese escalofriante lugar
mi cuerpo.
poco, a poco se perdía.
Nada pasa,
La lluvia cae,
el cielo aparentemente brilla,
el hombre vivo ,
mira con ironia
la llega de un nuevo día.
AUTOR: IRMA PERIBAN VILLA...MEXICO