Esos días que se encuentran tan cercanos
y que todos esperamos impacientes,
son los días que te alejas de mis manos,
son las horas que transcurren lentamente.
Son los días que te siento tan lejana
que hasta pienso que tu voz es sólo un sueño;
sin embargo, al acercarse la mañana
me imagino que tu amor no tiene dueño.
Tengo miedo (ya lo he dicho en otros versos),
de insistir con mis absurdas confesiones;
me preocupa que al final de mis esfuerzos
no me queden más que añejas ilusiones.
Mientras tanto mis temores van inmersos
en los días que llamamos vacaciones.