Mártires del silencio, poeta en el califato.
Con su voz ,
se arrancaba los ojos,
y se subía a una cruz,
como si fueran un volcán,
el Mártir de su silencio.
Desde su puro pedestal,
le llegaba un huracán,
de puños cerrados,
apretando un pulmón,
dentro de un burbuja de cristal.
!Ay pobre mártir del califato!
que se arrancó los ojos,
para quedar dentro silencio de una cruz.
En los rincones del califato,
se extendían sombras de marfil,
con ojos como microscopios.
Sujetando con muñones,
una cuchara de plástico,
echando los dientes sobre un plato,
con la lengua arrancada de los corazones,
gritando:
ayuda por caridad.
Mientras él,
con su voz se arrancó los ojos,
para subir a una cruz
y en silencio se moría,
de tanto hablar por no ver.
Subió a la cruz,
con forma de anzuelo,
Crucificó en sus escalones,
la palabra ayuda y autoestima.
Y el verbo se hizo limón,
Que exprimían los labios.
Como un amargo milagro.
Quebrantado su pan y su amor.
! Ay pobre mártir del califato!
Que se arrancó los ojos,
para subirse a una cruz.
Llamando como un volcán,
a la insurrección.
Allí se quedó colgado,
y no resucitó por no gritar:
Ayuda.
Angelillo de Uixó.