Los espejos como ojos lloran
ante la presencia de rostros hipócritas;
con sus manos apretando el poder
como el hambriento un mendrugo de pan,
ven morir al mundo en la marcha
persuasiva de las armas,
seleccionan y estigmatizan a sus víctimas,
afanadas ante el deseo de supervivencia;
el desahogo de los rostros angustiados, y
la cristalización magmática de sus cuerpos
endurecen sus movimientos…correr o morir,
indecisión de letargo,
huyen…y en su huida, pisotean otros cuerpos que
perdieron el interés por la vida;
solo tienen dibujado en sus cuerpos
la sentencia de las heridas que
rasgan la esperanza de un terminar
de sufrimiento.
(Rodrigo Rodríguez Figueroa – 2015- Imágenes tomadas de la web).