De las tardes de algunos,
ocasos en perennes cerezos,
haz tomado lo apacible
de tan sustancial sabiduría.
De los veranos,
compañeros de inviernos,
haz traído almíbar
fuente de mi alegría.
De las montañas,
soberanas de tus recatos,
haz recibido bálsamo
dulzura de mi embeleso.
De la oscuridad,
el cenit y el crepúsculo,
haz vivido en delicadeza
toda nuestra fantasía.
De los rayos de sol
y los seculares de roja luna,
haz hecho en fuego
… adonis cuerpo.
De mañanas tormentosas
y tardes de mis devociones,
haz tomado juvenil cáliz
máxima dádiva de amor.
De los pétalos del te quiero
y las alegorías al olvido
haz cubierto la vida
… de los dos.