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Porque eres tú la sangre que fluye en mi interior,
y cada latido que repica desbocado en mi pecho;
sólo tú, quien roza mi alma al mirarme sin hablar,
y quien se apodera de mis fantasías y sueños.
Porque eres tú el causante de mi eterno suspirar,
culpable del ardor que alborota mi cuerpo;
que por tí saltaré al abismo, sin red, sin dudar,
sin importar que sucederá si lo intento.
Porque eres tú el aire que me ayuda a respirar,
y cada caricia que pide a gritos mi cuerpo;
sólo tú, quien detiene mi tiempo alrededor
y quien posee mi alma inmortal sin saberlo.
Porque eres tú el causante de cada emoción,
culpable de mis miedos, ilusiones y anhelos;
que por tí arderé en la hoguera del amor,
sin importar que sucederá si me quemo.
Porque eres tú la luz que viste mi amanecer,
y cada instante de felicidad que tengo,
sólo tú, quien confunde y nubla mi razón,
y quien enciende mi piel con su fuego.
Porque eres tú el causante de cada ilusión,
culpable de hacerme sentir lo que siento;
que por tí cruzaré nadando el vasto mar,
sin importar que sucederá si me pierdo.
Porque eres tú el brillo que refleja mi mirar,
y cada idea que invade mi pensamiento;
sólo tú, quien colma de luz mi oscuridad,
y quien busco incansable en mis sueños.
Porque eres tú el causante de esta pasión,
culpable del huracán que azota mi cuerpo;
que por tí aguardaré hasta la eternidad,
sin importar esperar si, al final, TE TENGO.
Adoración Medina
Dedicado a A.H
3/12/15
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