Javier Lobo

Carta de un amor perdido a un amor desesperado.

 

 

Ser callado actor
del inmenso recuerdo que te embarga
y no tener el valor de mi palabra,
es la culpa que ha de pagar el que se dedica
a caminar en tu todo,
para luego no ser nada.

Nunca descubrí
que el empeño que puse en seguir
pudiera llegar a ser
el sendero que no hay que correr,
el camino equivocado,
la piedra que siempre se queda a un lado
de mis pies, de mis zapatos.

Mientras caminaba por la senda de tu espalda,
embelesado en mis dulces besos,
no adivinaba hacia donde dirigías tu mirada,
donde colocabas el listón,
el tremendo eslabón
que unía nuestros mundos,
y así oriundo de tus pasados te quieros,
caí exhausto en tus presentes no puedos.

Ahora el silencio es nuestro muro,
y la ceguera de nuestros ojos,
el temido e infame insulto
a nuestras metas, a nuestros nudos,
la tijera que nos corta los lazos,
y que nos hace pedazos
el orgullo, el deseo y nuestros abrazos.

Por más que yo quiera,
no puedo abrazar la quimera
de tu semblante,
la certeza que mi corazón no aguante
mirarte y desmayarme. 

Dulce espacio que un día tuvimos
y ahora, como el vino,
se ha teñido en vinagre amargo,
hemos hundido en nuestro embargo,
el desalojo de los suspiros,
de los gemidos que nos ataron,
como tiros a bocajarro.

Dos almas que un día buscaron
la profecía de unir sus alientos,
de levantar cimientos,
que ahora se arrastran por los suelos,
por el barro.

Queda prendido en la llama del olvido
aquella tela, aquel aroma, aquel tejido,
aquella vela que ahora nos ahoga.
Queda colgada en tu armario,
la prenda de mis amores vanos,
la contienda de tus lágrimas,
el recuerdo de mis palabras y,
tus suspiros,
dios.... tus suspiros.
Siempre fueron míos.

Amor,
hecho de menos esos motivos
por los que un día,
tu y yo caímos en la alegría
y por los que el cielo nos castigaría.

Amor..
Hecho de menos el espacio,
el tiempo,
el preciso momento que nos mirábamos.

Amor, como te echo de menos..

Javier Lobo.
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