angelillo201

Nadie sueña en la ciudad blanca

 

 

Por existir.

Las hormigas caminan con patas de elefante,

junto a los peces que  se arrastran por las hierbas,

y se desafían blandiendo sus agallas,

y escupiéndose el agua del barro.

Las hierbas están sembradas,

alumbrando con sus tallos,

la cal sobre el gusano seco de los huesos.

Por existir.

Los peces y las hormigas de colores,

aunque sea dentro de una gota que se seca,

que les suba a una nube muerta,

lejos del látigo de las raíces y de la sangre.

Por existir.

Los peces se quedan despiertos,

con los ojos abiertos sobre las rocas,

mirando con la pupila de un saltamontes,

a lo lejos ,

su ciudad blanca.

Su luz reverbera sobre sus colas,

con su paz sordomuda y desnuda ,

dentro de una ducha que se enciende.

Anunciando la cuidad a sus criaturas insomnes,

que llegarán del aire,

el sueño prometido.

Y podrán descansar los huesos,

que luchan contra las espinas,

Por existir.

Nadie duerme en la ciudad blanca,

esperando desde una oscura vida,

ver el alba.

Angelillo de Uixó. poeta en el califato.