Hermosa señora de cuarenta y cuatro,
que viste su cuerpo con delicadeza,
quisiera tenerla una noche en mi cuarto,
y posar sobre mi almohada su cabeza.
Ofrecerle la dicha que su alma exige,
y darle a su cuerpo por amor tibieza,
susurrarle al oído lo que nunca dije,
¡oh! reina que sigue como gran princesa,
hermosa señora de cuarenta y cuatro,
la dulce mezcla de vino tinto y fresa.
Quisiera con besos desbordar mi instinto,
cubriendo su cuerpo con un fino manto,
de amor y perdernos en su laberinto,
y ahogarme en su boca como suave canto.
Canciones calladas nos darán ambiente,
matices de rojos pintarán mi cuarto,
bailaremos juntos con la piel caliente,
y luego volveremos a ese gran teatro.
¡oh! dulce mezcla de fresa y vino tinto,
hermosa señora de cuarenta y cuatro.