MOJIGATAS
Bellos rostros con hermosas miradas,
con mentes brillantes y muy tenaces,
de incalculable nobleza, compasión y lindas sonrisas,
por eso y mucho más me enamoré de mojigatas.
Quizás sean sus prejuicios, valores y principios,
o tal vez, invadidas por temores, traumas o rencores,
su intensa fragilidad crean barreras por montones
y despertando deseos, su picardía la escondían.
Me enamoré de mojigatas pretenciosas,
por su desbordante alegría,
van seduciendo y atrayendo las miradas,
por su innegable simpatía.
Quizás nunca supe comprenderlas,
tal vez carecía de paciencia o inteligencia,
siempre provocando
y al mismo tiempo haciendo resistencia.
Han sido varias las veces,
que me han llenado de reveses,
porque amando mojigatas,
la frustración difícilmente se disfraza.
Por amar a una mojigata,
la impaciencia hizo acto de presencia,
agotó mis deseos y mi resistencia,
aunque hoy sobrevivo con algo más de experiencia.
Inevitablemente puedo tratar de reconocer,
de entender y comprender a una mojigata,
aunque su picardía me atraiga,
también me crean temores y suspicacias.
Lleno de agridulces recuerdos,
hoy mi vida y quizás las de ellas es complicada,
mi alegría esta opacada
y mis poesías lo expresan como aguas de cascadas.
MIGUEL FLORENZANO