Recibo el viento del Sur,
en la piel, dentro del pecho.
(Pesa no sentirlo)
lo llevo conmigo,
siempre, cuando viajo.
Me gusta escuchar su silbo,
ver sus puestas de sol,
y ser el testigo
del vals de las olas
cuando llega la luna.
Bajo los pinos, mis pies
van deshaciendo, ondas
de dunas, alisándolas,
para escribir unos versos
con hojas de bolis finos.
El viento se lleva los versos,
ellos, se dejan llevar.
Lola Barea.