¿Qué profundo son tus designios
e innumerables tus portentos Señor?
¿Qué le enseñas al mundo?
¿Qué le muestras al pobre discípulo
que te sigue en el camino del amor?
Todo pasa, todo camina,
todo viene y todo sufre al ver nada,
ni el cielo ha visto tan grandes proezas
que estas pobres almas que confianza ciegamente
y aun te siguen porque les prometes todo en sus vidas.
Ciegos en el amor,
Fervientes en el desposar
Y valientes en el seguimiento
De la misma vida.
Todo pasará pero Tú no pasas;
El eco de tu voz quema las entrañas,
Consume el corazón
Y abre los abismos
De la esencia humana,
Recreados por el Espíritu
Hasta los más incontables
Hechos de tu amor.
Venid dicen mucho,
Pocos se arriesgan a esta locura;
Pero los que parten el océano en dos
Por ir en búsqueda de Ti.
Ni el infinito te busca tanto
Como estos,
Ni la luna anhela encontrarse
Con su amado como estos;
Pero se ve que tú los deshaces
En el amor y los construyes
En las alegrías y la felicidad.
Por eso gritan todos
Que se queman los cielos,
El oleaje del mar sucumba
Con su locura
Y la paz reine de edad en edad.
Los hiciste para Ti
Y los llamaste para siempre
Para que moraran en Ti
Y Tú en ellos.
Pero ellos te dicen con
Grito de júbilo:
“¡Ahí vamos Amado,
Para gozar contigo
Y a vivir en tus santas moradas
Para la eternidad,
Amado mío!”