Te miro cuando la tarde cae en el horizonte azulado
para solo ver tu alegre sonrisa en medio de los repetidos te quiero amor mío,
simulado frente al silencio inesperado de los movimientos bruscos
de tus brazos para entrelazar mi cuerpo en medio de los cantos de las aves.
Hay pensamientos sincronizados que nos atan en nuestros abrir y cerrar de ojos
que nos despiertan esas ansias inmensas de amor caído en ese atardecer,
sellado entre el color naranja en las nubes del cielo y la faz de la tierra
para solo sentirte pegada a mi pecho con el corazón acelerado de mujer bella.
Juntos quedamos abrazados frente a un horizonte infinito y romántico
que nos cierra los ojos en sueños fugaces de amor libre para dos seres tiernos,
fascinados con la presencia de aquellos inmensos árboles que
bambolean sus ramas en son de bellas algarabía de la natura de Dios.
RIVAS JOSE